lunes, 27 de octubre de 2008

del desánimo al ánimo


¿A quién no le ha pasado?
Estás preocupado por algo y no haces más que darle más y más vueltas al asunto.

Por ejemplo, buscas tus gafas: el bolso, la mochila, la funda, en la mesa, en el estante...
No tienes tiempo que perder y andas con mucha, mucha prisa, te vas poniendo más y más nervioso, ¡quizá las has perdido!
Con las prisas ni se te ocurriría parar de buscar por un momento, porque las necesitas YA.
Pero estaría bien dejar de buscar por un segundo y pensar serenamte "dónde están", incluso preguntarle a alguien, "¿has visto mis gafas?"
Es verdad, aunque sentirás un gran ridículo cuando te des cuenta u otra persona te diga
"las llevas puestas"
también obtendrás un gran alivio al encontrarlas y saber que no las has perdido, algo para lo que no encontrarías solución.

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